lunes, 27 de abril de 2009

Siguiendo con la negación del otro...


La responsabilidad de los Estados en la construcción de la ciudadanía adolescente

En los últimos días, luego del aberrante crimen ocurrido en la ciudad de Lanús y en el contexto de una gran conmoción social se ha instalado nuevamente en los medios de comunicación la contradictoria, simplista y falaz polémica en torno a un relacionamiento directo entre la reducción de la edad mínima penal y las condiciones de inseguridad derivada de acciones delictivas.

Está fuera de discusión la necesidad de debatir en el Congreso Nacional una nueva ley de Justicia Penal Juvenil ajustada a las condiciones, principios y disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño incorporada a la Constitución Nacional, recordando que dicho Tratado Internacional ni otros análogos no sugieren ni recomiendan la disminución de la edad mínima penal.

El Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas en el mes de febrero de 2007 aprobó y puso en conocimiento de los Estados partes, la Observación General Nº 10 sobre “Los Derechos del Niño en la Justicia de Menores”. En el capítulo referido a la edad mínima penal se expresa claramente que la tendencia internacional debe ser a promover la elevación de la misma. En tal sentido resulta ilustrativo señalar que el límite fijado en la República Argentina de 16 años, desde comienzo de la década del 50, solo fue reducida en el último periodo histórico; durante la pasada dictadura militar y en el marco de terrorismo de Estado.

El debate parlamentario y social respecto de la actualización en materia de Justicia Juvenil constituye sin lugar a duda una deuda pendiente que es preciso asumirla con integralidad, bajo el enfoque de derechos y en la perspectiva de la construcción de ciudadanía juvenil, es decir en una armoniosa combinación de responsabilidades y ejercicio de derechos.

Desde ésta plataforma, iniciar este debate con el planteo de reducción de edad constituye no solo un error de apreciación técnica, sino de riesgoso desplazamiento de la atención sobre los auténticos centros de atención que el tema merece. Es necesario incorporar las visiones penales rodeadas de las garantías del debido proceso e integradas a los complejos escenarios de la vida cotidiana de millones de adolescentes en nuestro país.

Extendidas franjas de sectores juveniles de los grandes centros urbanos e incluso de ámbitos rurales transitan su vida cotidiana en manifiestos planos de exclusión social y muchas veces atrapados y esclavizados por redes criminales que profundizan el deterioro de su dignidad, el aislamiento de la sociedad y la incursión en la violencia.

Es preciso una reflexión en profundidad sobre la circunstancia que rodea la condición de exclusión social de miles de adolescentes y en la que el vínculo con la violencia se constituye en una práctica asociada a su vida cotidiana. Poco pueden los mecanismos penales por si mismos alcanzar a dar la respuesta que se requiere sin contextualizarse en estrategias de políticas públicas basadas en la inclusión social y la construcción de ciudadanía juvenil.

Cabe preguntarse cuales son los factores que mediática o institucionalmente se instalan para consumo de una sociedad que ansía la convivencia pacífica, de establecer una relación directa entre la reducción de la edad mínima penal y el logro de una mayor seguridad individual o colectiva.

Sin lugar a duda la solidaridad con las víctimas de delitos o el ejercicio legítimo del derecho a peticiones de mayores y mejores estrategias de resguardo en la seguridad no pueden contribuir a ocultar la complejidad de la problemática que solo encontrarán soluciones efectivas en la medida que se profundicen las políticas de Estado con mayor justicia social, funcionamiento de las instituciones democráticas y profundización del Estado de Derecho.

Dr. Norberto Liwski *

Presidente de DNI ARGENTINA

* Ex Vicepresidente del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas. Mandato 2003-2007

Buenos Aires, 17 de abril de 2009.



jueves, 23 de abril de 2009

Los pibes son nuestros pibes

Mucha gente aparece hoy sorprendida al descubrir que, casi sin darse cuenta, tantos adolescentes parecen haberse vuelto violentos y por ende peligrosos y reclaman de la sociedad toda, tomar medidas para revertir la situación.
Hace muchos años algunos pocos venimos gritando, a veces en el desierto, que no podíamos esperar un futuro mejor para todos cuando más del 50% de los adolescentes que viven en situación de pobreza no terminan la escuela secundaria.
Pero, además, en los últimos años hemos advertido que todo se complicaría aún más al ver que al coro de cifras triunfalistas en tiempos de crecimiento económico, mientras algunos; un sector de la sociedad se enriquecía y lo ostentaba obscenamente, otro sector mucho más numeroso seguía ajeno a la distribución de la riqueza producida por todo el país y recibía apenas las migajas de la fiesta.
Finalmente, más cercanamente, el "paco" vino a terminar de pudrirlo todo y a agregar un componente explosivo a esta situación insoportable.
Multitudes mediáticas angustiadas aparecen hoy, cual hordas sociales, reclamando venganza ante los hechos de violencia producidos por los pibes.
La política institucional intenta ponerle nombres técnicos a esta sed de violencia y venganza para disimular lo que difícilmente se sostenga sin vergüenza.
Podemos, claro está, mejorar las leyes y los códigos.
Podemos hacer que los pibes sean encarcelados desde más chicos y juzgados con "alguna" garantía.
Pero no encontraremos ahí los cambios que estamos buscando.
Un profesor me dijo alguna vez: "La sed no se sacia con trescientos canastos de pan sino con un vaso de agua". ¿Cuál es el agua que necesitamos para comenzar a calmar nuestra sed?
No existen soluciones mágicas, pero sí sendas y caminos abiertos y bien orientados. Los resumiría diciendo: "Hay que trabajar más por y con los pibes". Hoy, contrariamente a lo que se supone, es muy poco lo que estamos haciendo. Demasiado poco en relación con el problema que enfrentamos.
Las organizaciones sociales que trabajan con estos pibes casi no tienen recursos y deben mendigarlos una y otra vez ante gobiernos, empresarios y personas de manera extenuante y, no pocas veces, denigrante. Y no son pocos los grupos que trabajan por y con estos pibes y que hoy están atravesados por el desaliento y la falta de apoyo.
Las escuelas, con muchísimo esfuerzo, llegan a una parte de estos adolescentes. Pero el trabajo más duro, el que se hace con los pibes que están en situaciones más delicadas, lo hacen las organizaciones sociales, grupos u operadores barriales, iglesias… Y allí, en una gran generalidad,
los recursos son escasos o inexistentes.
Como ya dijimos tantas veces, le es más fácil a un pibe conseguir un arma en un barrio que poder comprarse un libro. Así, vamos muy mal.
Por supuesto que el problema se reduciría a una mínima expresión si todos los adultos tuvieran un trabajo digno, vivieran en casas habitables y pudieran sentir que sus necesidades básicas están garantizadas por la organización de una sociedad inteligente y responsable. Pero mientras tanto, hay cosas para hacer. Y no son pocas.
Algunos hablan hoy del "ingreso ciudadano", otros de sistema de becas, o de promoción de tutores… cualquiera de estas propuestas será más efectiva que la construcción de cárceles para menores.
Contar con centros de recuperación de adictos será mejor que tener penas más duras. Cuidar la permanencia de los adolescentes en la escuela nos dará más resultados que "levantar" a los pibes de las esquinas para pedirles dinero a su entorno a fin de no prolongar estas "detenciones".
Evitar que les vendan alcohol o "pastillas" a los pibes y que los menores no puedan entrar en los "boliches" de los adultos, tendrá mejores resultados que ponerlos presos cuando se los encuentre con droga en los bolsillos.
Yo no quiero ser cómplice de una sociedad que exige venganza. Y ratifico mi profunda convicción de que cualquier menor de edad, aún el que haya cometido la mayor atrocidad, puede recuperarse si es tratado con verdadero afecto, comprensión y firmeza.
Si esto a veces se hace tan difícil es porque como sociedad seguimos mirando para otro lado. Algunos por conveniencia, otros por egoísmo, algunos por inoperantes, otros por corruptos.
Ante tanta exigencia de bajar la edad de imputabilidad de los pibes, rogaría a Dios que baje la "edad de imputabilidad" de tantos adultos que, como no son sancionados por la sociedad por su mediocridad e irresponsabilidad, merecerían sufrir en esta vida al menos el "castigo divino" por tanta indolencia y mezquindad. Esos adultos que, desde lugares y posiciones de poder –público o
privado- retacean su apoyo a los que dan la vida en el cuerpo a cuerpo de cada día para devolverle la esperanza a nuestros pibes.
Es de miserables arrojar a un pibe a un charco de barro y luego castigarlo por estar sucio. No nos comportemos como miserables.

Buenos Aires, 22 de abril de 2009 Gacetilla nº 040
FUNDACIÓN SES ANTE EL DEBATE POR LA BAJA DE LA EDAD DE IMPUTABILIDAD.*
Columna de Opinión de su Director Ejecutivo, Prof. Alberto Croce.

Más información:
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Te: 4381-4225/3842
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Publicado por Blog SES

domingo, 19 de abril de 2009

La República de Otaria


Supongamos que en la vasta extensión del Océano Atlántico, entre Sud África y el Río de la Plata, existe una comarca aún desconocida. Es un país fértil cuyas tierras arables suman casi treinta millones de hectáreas. Tiene una población de 20 millones de habitantes. Se denomina en el planisferio del imaginario Mercator, República de Otaria. Sus habitantes responden, pues, a la designación genérica de otarios, lo cual resulta simbólico, porque si bien la palabra otario no figura en el diccionario de la Real Academia, en el lenguaje vernáculo tiene una acepción precisa: otario es el que cambia una cosa real y cotizable por algo sin valor: una palabra, un concepto, una ilusión, un halago interesado; el que cambia, por ejemplo, un jugoso bife por un elogio a su generosidad y a su espíritu democrático. El cuervo era un otario. El zorro, un vivo.

Otaria produce más de lo que necesita para vivir. Cada otario consume anualmente 100 kilos de carne, 200 kilos de trigo, 100 litros de leche y 100 kilos de maíz que en parte se transforma en huevos y en carne de ave. El exceso de producción lo trueca por combustible. No nos ocuparemos de este comercio y daremos por sentado que sus valores se equivalen. Los otarios necesitan emprender algunas obras públicas para abrir horizontes a la vida larval en que viven. Sus economistas los han convencido de que deben recurrir al capital extranjero, porque Otaria está huérfana de ellos. Nosotros nos disponemos a cumplir esa misión civilizadora. Para ello es indispensable que efectuemos una pequeña revolución y asumamos el poder. Nunca faltarán otros otarios dispuestos a servir a altos ideales que simbolizamos nosotros y las grandes empresas que nos aprontamos a ejecutar.

La unidad monetaria de aquel simpático país es el otarino. Tiene el mismo valor legal de un peso argentino y se cotiza a la par. Los alimentos y la materia prima de Otaria valen exactamente lo mismo que sus similares argentinos. Para simplificación del ejemplo y de la interpretación usaremos cifras globales. La técnica no se altera por centavo de más o de menos. Quizás nos convenga abrir una institución de crédito en Otaria. Quizás no la necesitemos. Los instrumentos del crédito internacional pueden suplir perfectamente la ausencia de un banco local. Si queremos abrir un banco, nos muñimos de una carta de crédito en que el Banco Central de la República Argentina afirme que tiene depositada a nuestra disposición una suma dada, cien millones, por ejemplo, en oro o moneda convertible, o que se responsabiliza de ellos. Eso basta. La carta de crédito del Banco Central de la República Argentina es palabra sagrada en la República de Otaria.

Por otra parte, una carta de crédito –digamos una carta de presentación– fue todo el capital inicial que invirtieron en este país los más poderosos bancos extranjeros: el Banco de Londres y América del Sud, el ex Banco Anglo Sudamericano, El First National Bank of Boston y el National City Bank of New York. Nos preocuparemos, eso si, de que la memoria del Banco Central de Otaria diga algo semejante a lo que el Banco Central de la Argentina afirmó en su memoria de 1938, la conveniencia de “transformar las divisas en oro y dejar ese oro depositado en custodia en los grandes centros del exterior ... no sólo por la economía que significa no mover físicamente el metal, sino principalmente por facilitarse de este modo su pronta y libre disposición con el mínimo de repercusiones sicológicas”. Este argumento, que fue convincente para nosotros, puede ser aceptado por los otarios, a quienes nos complacemos en imaginar tan confiados, liberales y democráticos ciudadanos como nosotros. En los Estados Unidos la operación no hubiera podido efectuarse, porque aquellos cow boys son tan desconfiados que hasta 1914 no permitieron el establecimiento de ningún banco extranjero, y, para impedir filtraciones subrepticias, ni siquiera permitían que sus propios bancos tuvieran agencias en el exterior. Con posterioridad, accedieron al establecimiento de sucursales de bancos extranjeros, los que no podían prestar nada más que un dólar más que el capital que genuinamente habían importado desde el exterior. Pero en Otaria son tan liberales como nosotros.

Ya estamos instalados en Otaria y disponemos de un capital virtual –como son todos los capitales– de cien millones de pesos argentinos que respaldan nuestra responsabilidad sin necesidad de salir de esta república. En Otaria vive habitualmente un técnico de gran reputación, el doctor Postbisch, cuyos servicios profesionales nos hemos asegurado con la debida anticipación y cuya consecuencia y lealtad hacia nosotros se acrecienta en la medida en que nos sirve. El doctor Postbisch, tras un breve estudio de una semana, descubre que los otarios estaban viviendo sobre un volcán. Sin darse cuenta atravesaban “la crisis más aguda de su historia”. Los otarios no se habían percatado de ello, primero, porque los otarios estaban muy ocupados en crearse una industria que abriera los cerrados horizontes de la monocultura; segundo, porque habían pagado sus deudas y no debían nada a nadie, con excepción de algunos pequeños saldos comerciales; tercero, porque vivían aceptablemente bien, y cuarto, porque en realidad se trataba de “una crisis oculta” que necesitaba la pericia clínica de Postbisch para ser diagnosticada. Para equilibrar el presupuesto nacional –que se desequilibrará más que nunca, para nivelar la balanza de pagos con el exterior, que daba superávit y dará déficit en adelante– el doctor Postbisch, dotado de poderes ejecutivos tan extraordinarios que envidiaría el mismo Superhombre de las historietas infantiles, decide desvalorizar la moneda de Otaria a la tercera parte de su valor. El otarino, que valía un peso moneda nacional, desciende hasta no valer nada más que treinta y tres centavos de los nuestros.

El doctor Postbisch designa a esa operación “corrimiento de los tipos de cambio”. Nuestro capital de cien millones, que permanecía en expectativa en su moneda originaria, se triplica si se lo calcula en otarinos. Los productos de Otaria siguen, como es lógico, cotizándose en otarinos y el alza que el doctor Postbisch les acuerda es tan pequeña que desdeñaremos considerarla, porque de todas formas no varía los resultados en su conjunto. Postbisch, cuya facundia es asombrosa, ha convencido a los otarios de que tanto la desvalorización de su moneda como la estabilización de los precios son indispensables para escapar del vórtice de la espiral inflacionista y que esas medidas deben ser complementadas con la inmovilización de los salarios y de los sueldos. En Otaria, pues, todo queda como antes de la desvalorización, Pero el genio creador de Postbisch se revelará en todo su poder en la multiplicación de nuestro capital. Jesucristo multiplicó los panes. Postbisch multiplicó el dinero extranjero con que se adquieren los panes. Vamos a usar la nueva capacidad adquisitiva de nuestros capitales. Utilizaremos un solo peso, por si acaso nos equivocamos. Ni siquiera en los ejemplos deben arriesgarse los capitales que se confían a nuestra custodia.

En Otaria con un peso argentino se compraba un kilo de carne, que en el mercado interno de Otaria valía un otarino. La desvalorización de la moneda de Otaria, por recomendación de Postbisch, no ha alterado los precios internos. Con un peso argentino virtual se adquieren tres kilos de carne. Si exporto a la República Argentina un kilo de carne, como allí sigue valiendo un peso moneda nacional, con ese kilo de carne saldo la deuda que había contraído en mi país con la apertura del crédito. Me quedan dos kilos de carne que vendo en la misma República de Otaria a un otarino cada uno. Y de esta manera, el capital virtual que había movilizado en el papel se transforma en un fondo real de doscientos millones de otarinos, con el que podemos iniciar la ejecución de grandes obras que son indispensables para la vida de esa república, pero que los otarios no hubieran podido emprender nunca por falta de capitales. La ración diaria de los otarios habrá descendido en un tercio.

Raúl Scalabrini Ortiz

(De "Bases para la reconstrucción nacional")


Fuente: http://ar.geocities.com/raulscalabriniortiz/index.htm

martes, 14 de abril de 2009

FELIZ CUMPLE NEGRA...!!!

¡¡¡ Y festejemos de la única manera que sabemos...!!!
Con un pic-nic Montonero...!!!


viernes, 10 de abril de 2009

Biblita Carrió por Alfonsín

Siempre es bueno recordar lo que se decía sobre la naranjita-ombligo...
Aquí algunos comentarios de Alfonsín...



Sl2

martes, 7 de abril de 2009

Soporte Técnico en la Edad Media


Para aquéllos que se preguntan todo el tiempo ¿cómo habrá sido esto en la antigüedad?...

Sl2.
wof

PD: Gracias Juan

lunes, 6 de abril de 2009

Firmá y Jugá

Para desahogarme del blog futbolero que murió con el campeonato pasado, en el triple desempate y por suerte con festejos...
... para aquellos que esperan ansiosos el domingo de local y, a veces; de visitante, corriendo con el carnet en la mano o apretujados por los fervores de la barra...
... para los mismos que quieren ver los goles por canal de aire sin el viejo choto y alcahuete de MM y su telebeam pedorro...
... para no tener que esperar a las 00:00 h. cuando el monopolio deja de tener asegurada su ganancia...
... y, porque fundamentalemente me rompe mucho las pelotas el contínuo discurso de los dirigentes de fútbol de que están a favor del hincha/socio y lo único que hacen es echarlos de la cancha y hundir los clubes...
... sumo a la movida de FyLL el banner en el wing derecho... ese que dice ABRAMOS LA CANCHA...

Sl2.

Qué nos dejo la Caja Pan?

domingo, 5 de abril de 2009

Alguno estuvo en la asunción de Obama????

Este correo llegó de un amigo... Carlos...
... ni falta hace que lo describa... es amigo...
... entonces me dió ganas de incluirlo en el instante...
... me faltan fotos, pero sobran energías...
... aquí las cuitas....
... y el correo de mi amigo:
"AQUI TENEIS UNA FOTO DE LA TOMA DE POSESION DE BARAK OBAMA DEL 20 DE ENERO PASADO,
EN ELLA SE PUEDE DISTINGUIR CLARAMENTE CADA PERSONA DE LA MUCHEDUMBRE.
APUNTA A CUALQUIER PARTE.
HAZ DOBLE CLICK CON EL RATÓN TANTA VECES COMO QUIERAS PARA AGRANADAR LA IMAGEN DE LA PERSONA.
ESPERA UNOS SEGUNDOS Y VERAS LA PERSONA.

ESTA FOTO FUÉ TOMADA CON UNA CAMARA ROBOT DE 1474 MEGAPIXELES,
ES DECIR 295
VECES MAS POTENTE QUE LAS FOTOS DE 5 MEGAPIXELES DE NUESTRAS CAMARAS.
UNA SOLA FOTO Y LA POSIBILIDAD DE "FICHAR " A UN MILLON DE PERSONAS...!!!

http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c

sábado, 4 de abril de 2009

YA ESTAN VOLVIENDO !!!

...y ya está vibrando tanta historia compartida...tanto rejuvenecer al estar juntos, tanto enriquecer...tanto compromiso, amor y deseos por concretar...y tanta linda locura colectiva...